sábado, 24 de enero de 2015

Desesperación

Dejé que el agua cayera sobre mi cuerpo y removiera de cada pliegue el aroma de sus manos, el sabor de su lengua, recorté mi pelo y lo escondí en una bolsa con todas las cosas marchitas de casa:


El candelabro rojo que me enseñó a verlo, las velas azules que perfumaban su cuarto...aquel libro que nunca terminará de leer, las sábanas, sus cuchillas y sus innumerables perfumes.


También mi ropa desfiló en ese camino, cada braga que quitó, el vestido que repudió...ese sujetador que me regaló para san Valentín, calcetines, faldas, sombreros. Todo acto de mi vida estaba centrado en su placer y desde ahora que decido dejar de llorar, esas herramientas deben desaparecer , sacarlo de mi como un veneno, bolsas de sueños rotos...bolsas de promesas incumplidas, bolsas de amor perdido, bolsas de mi estupidez que aun espera un acto de piedad....

Respiro hondo, el sol se levanta; cojo mis bolsas y me encamino al vertedero... desnuda, porque nada de mi me queda. La gente mira mi aspecto, entre sucia y abatida, pero no interfiere. Llego al lugar...respiro otra vez, una canción ronda en mi cabeza y no pude tirarla...frente al abismo dudé si arrojar mi cabeza, pero no, la luz hizo que mis manos dejaran caer una a una mis bolsas, cada caricia, cada olor, cada risa se arrancará con el tiempo...miro como se hunden, el aire se limpia y respiro al oír el viento de color purpura.

Decido volver a vivir, pero al girarme vi, con sorpresa, a incontables personas desnudas abatidas, con sendas bolsas y tatareando canciones que no pueden olvidar y oscuridad en sus cabezas..

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