jueves, 22 de abril de 2021

El Mapa de mis Besos.

Con la edad, no ha cambiado mi locura de amar, amo de forma estridente y continua. Ya sea mi amor por mis hijos, mis padres, mis hermanos, mis amigas y amigos… sí, también mi amor por un hombre, porque dejé de amar a dragones o magos desde hace años, sobre todo por su capacidad de desaparecer.

Lo que sí ha cambiado es la forma de llegar a él, hoy es a forma de tesoro, ya no me enamoro tan fácilmente como antes, ni siquiera yo sé el camino que lleva a mis besos y de pronto me sorprendo cuando alguien encuentra esa verede.




Fue hace poco que un hombre encontró ese sendero, nunca lo vi en persona, nunca nos tocamos, sólo hablamos. Cómo cuando me enamoré de aquel que escribía cuentos a medias conmigo.

Hablamos al sol, entre risas y ensueños que entibiaban mi corazón y sentía esa dulzura olvidada. De pronto él encontró el camino, habló de ese “ser” que me da vida y extraño tanto, el mar. Soñamos con vernos, escapar de las montañas y reunirnos en el mar, por un instante sentí las olas en mi cuerpo, ese olor marino indiscutible. Así él encontró el camino a mis besos.

Y pasó lo que siempre pasa, desapareció. Descubrí tarde que era un hado de los antiguos y conocía mi secreto; me quitó la armadura y reapareció el esplendor de mi magia y me volví tan vulnerable como desquiciada. Extrañé durante días la voz que oí durante unos minutos. Intenté invocarlo mil veces y no regresó. Robó mi luz escondida y desapareció asustado por mi brillo, por la enormidad de mi deseo.

Al descubrir esa senda  lo he borrado, no quiero que me vuelva a desnudar, el mar es uno de mis puntos débiles. Algún día mostraré el mapa de mis besos a quien quiera usarlo para ser feliz y no le tema a mi enormidad, porque soy enorme, de cuerpo y de luz.





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